Las variaciones Dickinson, the full lowdown.


I: A @jeanmurdock_ no le parecía buena idea el comienzo, pero yo creo que “2 chicas, 1 poema, 1 idea, 1 blog” es la mejor forma de empezar un proyecto dispuesto a probar que malas traducciones hay muchas y buenas traducciones hay más. Lejos de las típicas preguntas teóricas y absurdas que adoran tantos literatos y traductores —¿Es posible traducir poesía? ¿Qué se pierde en la traducción? ¿Qué es más importante, el ritmo o la rima? ¿Hay una traducción correcta? ¿Debe ser poeta quien traduce?—, aquí estamos dispuestas a mostrar que en la traducción solo se gana y que hay tantos poetas como traductores que traducen poesía.

JM: Margaret Atwood dijo que las distintas elecciones que atormentan al escritor, atormentan diez veces más al traductor. Pues bien, ¿y si no hubiera que elegir? ¿Y si pudiéramos quedarnos con todas las traducciones posibles de un texto? Esto es eso. Hay Variaciones Goldberg; Queneau escribió noventa y nueve relatos que eran el mismo relato; Hofstadter jugó a variar en Le Ton beau de Marot. Nosotras lo hacemos con Dickinson. Y sí, yo lo llamaría Variaciones Dickinson. Lo de las chicas me suena a película de Sandra Bullock —sin menoscabo de su persona, que me cae bien—. Pero, oye, es una democracia, qué le vamos a hacer.

Todos estáis invitados a enviarnos una versión de un poema que hemos escogido con afecto, buen ojo y su pizca de maldad. Podéis mandarla a esta dirección: laschicasdickinson@gmail.com. El poema es A Word made Flesh is seldom, de Emily Dickinson. Única condición: la traducción no puede ser anónima. Publicaremos cualquier versión. Cualquier daño, infracción o «mejora» infligidos a la sintáctica, gramática, ortografía y semántica, a la retórica, dialéctica y pragmática durante las traducciones de este poema son responsabilidad de sus respectivos traductores. En ese sentido, se le ha administrado un calmante a Jean Murdock, que se debate entre corregir de noche lo escrito durante el día o volver a los tiempos en que no se separaban las palabras. Las cartas están sobre la mesa. ¿Jugáis?






Comentarios

  1. Sobre el título del libro de Hofstadter, "Le Ton beau de Marot" (leí en su día, traducido claro, "Goedel, Escher, Bach" y la mitad de lo que decía era demasiado para mis conocimientos, pero pese a todo me gustó muchísimo):
    Igual esto que voy a decir es una obviedad de dominio público, pero quería dejar constancia pese a todo del juego de palabras de ese título. "Un tombeau" es en Francia una composición poética o una obra musical en homenaje a un gran hombre muerto (es celebérrimo el "Tombeau de Monsieur de Sainte-Colombe" de Marin Marais... Mallarmé tiene un "Tombeau de Charles Baudelaire", etc...). Así que el título es ya una variación, un juego entre dos posibles sentidos si se dice en voz alta: el hermoso estilo de Marot y un homenaje a su memoria.

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    1. Hola, Maite. Disculpa por la demora en contestar. Efectivamente, ‘Gödel, Escher, Bach’ es espeso, pero suculento. Y, sí, exacto, tal como dices, el propio título de ‘Le Ton beau...’ ya es una variación en sí misma, lo cual es exquisito (y casi un bucle, por hacerle otro guiño a Hofstadter), y además lo cuentas fenomenal. ¡Gracias por tu comentario!

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  2. Más cosillas:

    1.- Que las relaciones entre Marin Marais y Sainte-Colombe las cuenta Pascal Quignard en "Tous les matins du monde". Existe traducción de Esther Benítez al castellano.

    2.- Que las peculiaridades de la lengua francesa y de sus vocales nasales, he estado pensando, permiten más juegos con el título del libro de Hofstadter. Con ligeras diferencias de pronunciación -que no por ello dejarían de recordar el "tombeau"- introducirían otros juegos (de significado seguramente absurdo considerados al pie de la letra, pero prometedores en el mundo de la metáfora):
    -Le Tant beau de Marot (Más o menos: Eso tan hermoso de Marot).
    -Le Temps beau de Marot (El hermoso tiempo de Marot).
    -Le Teint beau de Marot (El hermoso tinte de Marot).
    -Le Tain beau de Marot (El hermoso azogue de Marot).

    Y lo dejo ya, que estoy distrayendo, me temo, del verdadero objeto de esta publicación: el poema de Dickinson.


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    1. Maravilloso comentario, Maite, muchas gracias. (Del primero solo vi la película, hace muchos años; me procuraré el libro.) Incluso se podría jugar con ‘le ton beau’, muy adecuado para el tema que nos ocupa, etc.; el francés se presta mucho a eso, como bien dices. Y, por lo que sea, me he acordado ahora de la ‘Tirallonga dels monosíl·labs’ de Pere Quart (Joan Oliver). Por favor, no dejes de desvariar con nosotras.

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